Historias infames, escalofriantes
y que causan autentica repulsión ha habido centenares a lo largo y ancho de
todo el planeta. Sucesos que ponen el vello de punta y que nos hacen ver
hasta qué grado puede llegar la maldad de algunos seres humanos hacia los más
débiles y desprotegidos.
El relato que os traigo en esta
ocasión al blog es una de esas historias que deja a más de uno con el
corazón encogido, sobre todo al comprobar que quienes la padecieron fueron
unos pobres niños de corta edad que quedaron a merced de la despiadada
ambición de Maurice Duplessis, Primer Ministro de Quebec
(Canadá) , quien formo parte de un perverso plan para enriquecerse
junto a destacados miembros de la Iglesia Católica, todo ello a costa de la
salud mental de los pequeños huérfanos.
Duplessis puso en práctica una
estrategia ideada para conseguir más subvenciones a través de los fondos
federales. El gobierno hacia generosas contribuciones económicas para los
centros mentales (que triplicaba en cuantía lo que recibían los orfanatos), por
lo que se puso en marcha un plan con el que se traspasó durante los
siguientes años y de forma gradual a miles de huérfanos hacia los hospitales
psiquiátricos, de forma que cuantos más niños hubiese allí internados
más dinero recibirían (aunque esa cuantía no se destinaría a ese fin, sino a enriquecer
los bolsillos de Duplessis y sus socios eclesiásticos).
Se calcula que más de 21.000
niños sanos fueron internados en los centros mentales, diagnosticándoles
falsamente enfermedades psicóticas.
Se les practicó lobotomías y
múltiples sesiones de electroshock, que en un gran número de ocasiones acabaron
con la vida de las inocentes criaturas. Pero los niños fallecidos a
consecuencia de esos experimentos no eran enterrados sin más, sino que seguían
proporcionando pingües beneficios económicos a la institución, ya que tenían un
acuerdo por el que sus cadáveres eran vendidos a las facultades de medicina con
el propósito de que los estudiantes pudieran experimentar y practicar con los
cuerpos sin vida de los pequeños, quedando de éstos tan solo múltiples pedazos
descuartizados que finalmente eran lanzados a fosas comunes.
Años más tarde, después que estos
espantosos manicomios fueron cerrados, los niños que habían conseguido
sobrevivir a estas terribles torturas, se convirtieron en adultos, comenzaron a
relatar los malos tratos y abusos sexuales que se vieron obligados a soportar a
manos de los psiquiatras, los sacerdotes, monjas y los administradores de los
centros.
En 1990, 3000 sobrevivientes
formaron un gran grupo para iniciar una campaña, se llamaban así mismos, “los
huérfanos de Duplessis“, reivindicando al gobierno como responsable de su
difícil vida. Además de la responsabilidad del gobierno y la iglesia, también
se vio implicado el colegio de médicos de Quebec, tras encontrar algunos de los
huérfanos copias de sus registros médicos que se habían falsificado.
El gobierno de Quebec ofreció
unas ridículas indemnizaciones pero estas no incluyeron compensación alguna
para las victimas de abuso sexual o de otra índole.
En 1997 se rodó la película de
terror “Los huérfanos de Duplessis” donde un periodista investiga los sucesos
paranormales ocurridos en el orfanato y que forman parte de las leyendas
urbanas del país.
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