Portazo a los orfanatos
Pasada una transición en
derechos, y democratizado el concepto de orfanato como centro de menores, Leire
Pajín, ministra de Sanidad, Igualdad y Política, quiere su cierre. (¿más recortes?).
Posiblemente, la propuesta se presente en el Consejo de Ministros antes de
verano, para que los niños abandonados o en familias conflictivas vayan
directamente a manos que suplan a los padres sanguíneos.
¿Estamos preparados? Según datos
de la asociación Familia y la
Infancia, en España hay 33.000 menores tutelados por el
Estado, de los que 14.000 residen en centros, lo que sitúa a España a la cabeza
de la Unión Europea
en niños institucionalizados.
Para la psicóloga de Familia
Isabel Menéndez Benavente cualquier un niño a partir de 3 años sufre
carencias tras su paso por una institución. «No tienen apego a una
figura. Se vuelve hiperactivo, con trastornos del psicomotor o con poca
capacidad de aprendizaje», explica. «Y las familias quieren devolver al
niño». Para la psicóloga es absurda nuestra lentitud burocrática.
«Queremos adoptar pero hay que esperar años, así que o se adopta en el
extranjero o se opta por ser familia de acogida. Llega el momento
en que la familia real lo pide. El niño sufre».
En el caso de los menores
españoles, la rigidez de las leyes pone muchas trabas a que formen parte de una
nueva familia, ya que los padres biológicos y en dificultades recurren la
custodia y los procesos se alargan a la espera de que resuelvan sus problemas.
Media España del mundo adoptivo
se va fuera en busca de niños incluso con necesidades especiales y “aquí esos
niños están creciendo, según estiman las CC AA, sin poderles encontrar una
familia”, señala la vicecoordinadora de Cora. “Nosotros buscamos familias
adoptivas para niños extranjeros con problemas; sin embargo, no consiguen
solucionar las necesidades nacionales”, y explica que “quizá hay un niño de
ocho años que está en Asturias y no le encuentran familia allí, pero en Murcia
hay alguien dispuesto a adoptarle y no puede por no ser de esa comunidad. Si adoptamos
en China o Etiopía, ¿cómo no vamos a poder hacerlo en Murcia?”, se pregunta.
Lo que realmente importa es
salvar a estos niños, pero en España (como no), lo más importante es la
burocracia.
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