La siguiente entrada la hemos querido dedicar al maltrato
infantil que indudablemente es una realidad horrible que desgraciadamente se
repite día a día en nuestra sociedad por
lo que no es nada ajeno a nosotros aunque a veces hagamos por cerrar los ojos.
Para tratar este tema tan importante hemos querido
representarlo mediante un poema que encontramos por casualidad cuya autora es
Ana María Sanchis y nos refleja lo repulsiva que puede ser una persona que
maltrata a un niño. Saludos!
¡Un grito desgarrado lacera mi garganta!
¡Mis ojos no dan
crédito a tan tremendo horror!
Como un ácido
ardiente se vierte en mis entrañas,
Y en mi amor por la
paz…se subleva el rencor.
¡No pidan que
perdone!...¡No puedo perdonar!
Al que desata su
odio, su trauma o frustración
En cuerpecitos
frágiles de niños que no entienden
Y ni siquiera saben…cuál
ha sido su error.
¿Qué alineación
masiva se está dando en el mundo?
¿Qué vómito infernal
en su alma se gestó?
Si en tanto simples
bestias se inmolan por sus crías
Y las protegen
siempre de cualquier agresión…
Reflejándose en
Cronos , el hombre omnipotente,
Ese, que en su
jactancia se siente superior,
Devora a sus
cachorros con despiadada saña,
O los convierte a
veces en castas de dolor.
¡Sí son ellos, los niños,
el milagro supremo!
Su dulzura: ambrosía
de nuestro acibarado
Y fustigado andar.
Si no fuera por
ellos,
carece de sentido la
vida que forjamos
en titánica lucha ,
contra del vendaval.
son, entre las
tinieblas aciagas y nefastas
en que todo sucumbe
sin razón ni piedad,
el único estandarte,
con luz sublime y propia
Que en luces de
inocencia, nos podría guiar.
Por eso, no me pidan
que me aplaque y comprenda,
que sopese causales
que entienda la razón.
Pues quien lastime a un niño, física o moralmente.
Aún, con mil
atenuantes…¡No merece perdón!
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